¿Qué es y cómo funciona la Ley D’Hondt?
La Ley D’Hondt es un sistema electoral de cálculo proporcional creado a finales del siglo XIX por el jurista belga Victor D’Hondt. Pese a la polvareda política y mediática que suele crear en España cuando se avecinan unas elecciones reñidas, no es exclusivo de nuestro régimen electoral. La Ley D´Hondt está vigente en países como Francia, Argentina, Finlandia, Paraguay, Portugal o Suiza.
El sistema de cálculo permite la adjudicación de los escaños tras dividir el número de votos emitidos para cada partido entre el número de cargos electos con los que cuenta cada circunscripción. Con un requisito previo: sólo pueden aspirar a lograr representación los partidos que hayan alcanzado al menos el 3% de los votos válidos emitidos.
Las candidaturas que hayan superado este porcentaje, se ordenan de mayor a menor, según los votos obtenidos. El resultado cosechado por cada partido se divide por 1, 2, 3, etc., así hasta el número de escaños a repartir en esa circunscripción: 37 en Madrid y apenas 3 en Zamora, por ejemplo. Los escaños se atribuyen a los cocientes mayores, tantos como escaños estén en liza.
El número de diputados que se asignan por cada circunscripción también es proporcional según el número de habitantes. En las elecciones generales hay 350 diputados para 52 circunscripciones (una por cada provincia), con un mínimo de dos diputados por cada una (excepto Ceuta y Melilla, que eligen sólo uno).
Llegamos así a uno de los puntos más polémicos de sistema electoral español. El que demuestra que, al final, la proporcionalidad del sistema español no depende de la denostada Ley D’Hondt, sino del tamaño (número de escaños) de cada distrito electoral.
Soria, la provincia menos poblada, elige dos diputados mientras que Madrid, la más poblada, elige 37. La consecuencia, y de ahí la polémica, es que mientras para conseguir un diputado en Madrid se necesitan 100.000 votos, apenas 26.000 son suficientes para obtenerlo en Soria.
Esta circunstancia explica la queja histórica de Izquierda Unida: tenían en el conjunto de España muchísimos más votos que los nacionalistas, pero su representación era muy inferior dado que ellos concentraban su apoyo en pocas circunscripciones. Así, sus más de 900.000 votos en 2015 sólo se tradujeron en dos escaños (ambos por sus 185.000 votos en Madrid), los mismos que obtuvo Bildu con sólo una cuarta parte de los votos.